viernes, 22 de mayo de 2009

UNA RESEÑA DE BAHIA TORTUGAS, BAJA CALIFORNIA SUR

Bahía Tortugas: Tesoro del Pacífico
Carlos Lazcano (clazcano@elvigia.net) / 2006-04-26. Periódico el vigía Ensenada, B.C.
Bahía Tortugas, pequeño pueblo de pescadores, enclavado en la costa del Pacífico Norte de Baja California Sur, es uno de esos sitios que aun conserva el sabor y las tradiciones de lo antiguo de la península.
Gracias a su aislamiento, ya que por muchos años solo se le accedía por un camino de terracería de casi 200 kilómetros de longitud, esta comunidad ha disfrutado de una tranquilidad que solo últimamente parece estar rompiéndose.
Ubicado en una región donde hay otras comunidades pesqueras como Punta Abreojos y Punta Eugenia, que son partes en donde por siempre se ha vivido de la pesca y la captura de moluscos como el abulón y langosta.
De hecho, la práctica de la colecta de mariscos es una tradición milenaria aquí, ya que esta se llevaba a cabo desde el remoto pasado en que los antiguos indígenas eran los dueños de la tierra.
A la llegada de los españoles vivían en esta región los indios cochimí, quienes en buena parte basaban su subsistencia en los productos que el mar les ofrecía. Incluso aun antes de los cochimí, la presencia humana en la región se remonta a cuando menos 10,000 años atrás, cuando los cazadores de mamut se desprendieron del norte.
Los primeros navegantes españoles que llegaron a la región de Bahía Tortugas venían al mando de Francisco de Ulloa, quien había sido enviado por Hernán Cortés para explorar las costas de Baja California. Ulloa pasó por la bahía hacia diciembre de 1539, sin embargo no desembarcó en ella.
Posteriormente pasaron frente a estas costas las navegaciones de Juan Rodríguez Cabrillo (1542) y de Sebastián Vizcaíno (1602).
El primer misionero que recorrió las latitudes de Bahía Tortugas fue el padre Sebastián Sistiaga, el misionero de San Ignacio, quien visitó toda la parte norte del Pacífico de Baja California Sur, e incluso alcanzó hasta la isla de Cedros. Su labor misionera fue bastante importante y fructificó en los inicios de la civilización occidental en esta parte. Fue desde San Ignacio que los misioneros atendieron la región, congregando a los indios cochimi en varias rancherías.
La actual comunidad pesquera de Bahía Tortugas se empezó a originar a principios del siglo XX. Su proceso ha sido lento, debido principalmente a la falta de agua. La formación de las Cooperativas pesqueras, encargadas de la explotación del abulón, le dio un fuerte impulso a la región, ya que permitió que se consolidara la población.
Aunque el paisaje que rodea a Bahía Tortugas es sumamente árido, también tiene su encanto. Se encuentra en una de las partes más secas de la península; el desierto del Vizcaíno, no lejos de Guerrero Negro.
En el pueblo destacan sus numerosas casonas de madera, hechas al estilo que antiguamente se hacían en Ensenada. Para comer escasean las legumbres y las frutas, pero en cambio abundan los mariscos frescos de todo tipo.
Ciertamente conocer esta parte de Baja California es toda una experiencia.

Este texto ha sido reproducido con autorización de su autor original:
Carlos Lazcano (clazcano@elvigia.net)